Límites de placa
Las placas limitan entre sí por tres tipos de situaciones:
Topografía de las dorsales que revela su
estructura simétrica.
- Límites divergentes. Corresponden
al medio oceánico, que, de manera discontinua, se extiende a lo largo del
eje de las dorsales. La longitud de estas dorsales es de unos 65 000 km.
La parte central de la dorsal está constituida por un amplio surco
denominado valle de rift: elongación formada por
depresión de un bloque cortical entre dos fallas o zonas
de falla de rumbo
más o menos paralelos,3
por el cual desde el manto asciende magma y provoca
actividad volcánica lenta y constante.
- Límites convergentes. Donde dos
placas se encuentran. Hay dos casos muy distintos:
- Subducción. Una de las
placas se pliega un ángulo pequeño, hacia el interior de la
Tierra, y se introduce bajo la otra. El límite está marcado por una fosa oceánica o fosa abisal, una
estrecha zanja, cuyos flancos pertenecen a una placa distinta. Hay dos variantes,
según la naturaleza de la litosfera en la placa que recibe la subducción:
a) de tipo continental, como ocurre en la subducción de la placa
de Nazca con respecto a la Cordillera de los Andes; b) de
litosfera oceánica, donde se desarrollan edificios volcánicos en
arcos insulares. Las fosas oceánicas y los límites que marcan son curvilíneos, de
gran amplitud, como la sección de un plano inclinado, el plano de subducción con la superficie.
- Colisión. Se originan cuando la
convergencia facilitada por la subducción provoca aproximación de dos
masas continentales. Al final las dos masas chocan, y con los materiales
continentales de la placa que subducía emerge un orógeno
de colisión, que tiende a ascender sobre la otra placa. Así se originaron
cordilleras mayores, como el Himalaya
y los Alpes.
- Límites de fricción. Denominación
de dos placas separadas por un tramo de falla transformante. Las fallas de esta índole intersectan
transversalmente
las dorsales y les permiten desarrollar un trayecto
sinuoso a pesar de que su estructura interna
requeriría rectas.
Topográficamente
las fallas transformantes aparecen como estrechos valles rectos asimétricos en el fondo
oceánico. Sólo una parte del medio de cada falla es propiamente límite
entre placas. Los dos extremos se proyectan dentro de una placa.
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